El objeto de la filtración de líquidos es el de separar mecánicamente las partículas cuyo tamaño afectan la calidad del agua a ser usada. El grado de filtración de dicha agua va a utilizarse para riego no puede tener el mismo tratamiento de filtrado que la que se destina al consumo, ni la que resulta del desecho de éste. Es por esto que resulta necesario clasificar el filtrado esencialmente, en dos mecanismos:
Tamizado Mecánico
Consiste en la colocación de una malla cuya función es la de retener las partículas cuyo tamaño les impida atravesar los huecos de dicha malla, construyéndose estas mismas partículas en un material filtrante.
Depósito sobre material filtrante
Consiste ya no en malla, sino en un lecho de partículas cuyos intersticios impiden, por diversos fenómenos, el paso de los sólidos o coloides cuya talla o naturaleza provoquen la retención de los mismos, ya sea en superficie o en el seno del lecho. Esta retención va a depender del tamaño de las partículas, teniendo en cuenta que mientras más pequeñas sean las partículas, los sólidos retenidos serán cada vez menor, resultando en un agua más limpia.